La aposición incrementada en Macondo
Jonathan Moczadlo (Spanish 4310)
La vida para la familia Buendía en Cien años de soledad es un espectáculo donde muchos eventos pasan- malos y buenos- por los cuales influyen la vida cotidiana en una sociedad aislada, reservada e ingenua. Dentro de Macondo, un pueblo que vuelve a enfrentar cambios drásticos en forma de la modernización y de la industrialización dentro del período de cien años vive una familia que no considera las consecuencias posibles de los eventos que contribuyen a los cambios en su propia sociedad tradicional. Una familia que no tiene una buena manera de ocultarse y olvidar de la soledad tienda dar los conflictos por hecho para no tener que preocuparse más del porvenir de la familia y de la comunidad. Los cambios de un pueblo que, principalmente consiste de 300 habitantes y dos protagonistas principales, se acumulan poco a poco hasta que triunfan en descomponer una vida tranquila e inocente en Macondo que precisamente iba a prosperar y crecer sin la necesidad de las intervenciones y la modernización.
Los eventos que promueven el cambio drástico de Macondo, que al principio parecen ser insignificantes, tienen papeles muy importantes en la intervención exitosa de un pueblo que originalmente, no debían haber sido actos tan influyentes. La familia Buendía muestra una variedad de reacciones hacia las intervenciones nuevas de Macondo y se aíslan de las intervenciones con ciertos niveles de criticismo, apatía y negligencia. El hábito de preocuparse por las acciones de otras personas llega a ser una tendencia de apatía en parte de los miembros de la familia Buendía que también provoca una aposición entre un mundo tradicional y el influjo de fuerzas exteriores que, en fin, causan un destino destructivo en Macondo. La manera en que la familia Buendía reacciona a los cambios de Macondo no ayuda la situación sino provoca más el acceso de los cambios drásticos en la sociedad.
El comienzo de la modernización es un cambio que se presenta al principio de la novela, más específicamente el primer capítulo. En esta parte hay muchas contribuciones que traen los gitanos que inspiran a José Arcadio Buendía, un hombre quién espera el dinero para la riqueza de moneda y el valor de su nombre. Inspirado por el hierro, el imán y los reflectores de los gitanos, José Arcadio Buendía muestra su alegría a Úrsula, su esposa muy intratable y dignificada. José Arcadio dice: “El mundo es redondo como una naranja (88),” a que Úrsula responde con frivolidad cuando grita: “Si has de volverte loco, vuélvete tu solo (88).” Úrsula, tratando de no involucrar los hijos de los Buendía en la conversación, profusamente no está de acuerdo con las ideas científicas de José Arcadio Buendía y las invenciones de los gitanos en Macondo. Al principio de la novela un miembro importante de la familia, Úrsula, es crítica del idea de una ciencia nueva en el mismo pueblo en que ella misma ayuda a construir. Esta oposición muy cándida de Úrsula muestra un sentimiento muy fuerte en parte de los Buendía hacia los cambios de Macondo. En contraste con la primera reacción de Úrsula, la impresión de otro invento, el telégrafo, no fue recibido con tanta emoción que las invenciones de los gitanos. En el proceso de fusilar al coronel Gerineldo Márquez, otro coronel, Roquel Carnicero, usa un telégrafo para enviar noticias del coronel Márquez. El coronel Carnicero proclama: “¡Qué bueno…ya tenemos telégrafo en Macondo!” (233). En este instante a los Buendía no les importa si hubiera un nuevo invento. Úrsula no reacciona a una invención tan exagerada como antes cuando parecía que ella iba a castigar a José Arcadio Buendía por sus conclusiones científicas. Aquí, en vez de ponerse estresada, Úrsula llega a se distrae y se involucra con la preparación de la casa para los niños y el bautismo de Remedios. La reacción de Úrsula a José Arcadio Buendía en el primer capítulo muestra la consternación y la preocupación de las intervenciones mientras en el segundo caso, la ignorancia total de la familia Buendía provoca la continuación de otros intereses como los coroneles de la guerra. Como la misma forma en que Macondo cambia con las introducciones de los inventos, también la familia llega a ser muy bienvenida a los inventos que han infiltrado Macondo. “Deslumbrada por tantas y tan maravillosas invenciones, la gente de Macondo no sabía por dónde empezar a asombrarse” (335). Aquí la apatía de la familia y su falta de responder a los segundos inventos es un hábito que pone al riesgo el resto del pueblo de Macondo. Las reacciones al principio contra la modernización cambian en favor de los productos que traen los gitanos a Macondo.
El rechazo verbal de los problemas de la modernización también son presentes en varios diálogos entre miembros de la familia Buendía. La falta de comunicación es algo que crea un cierto nivel de violencia dentro de la familia, erróneamente reforzando el argumento de que los Buendía, poco a poco, están tratando de evitar los cambios a través de la pasividad, la ignorancia y el sarcasmo. Cuando el tema de la muerte llega a infiltrar las conversaciones de los Buendía, la respuesta siempre termina en desinterés u apatía. Un evento específico que muestra tal reacción ocurre cuando después de una lectura presentada por el coronel Aureliano Buendía, quién estuvo a punto de “perder su rumbo” (272), enfatiza una distracción de la lucha contra la modernización y enfatiza la importancia del poder político. El coronel Aureliano Buendía dice: “Solo estamos luchando por el poder” (273). En un mundo donde existen esfuerzos supuestos de la prevención contra la globalización, el pueblo enfrenta el conflicto de la guerra y busca formas para resolverla. El coronel Aureliano Buendía, pensado como un cuidador, por omisión, tiene prioridades opuestas a las de su familia interna. “Lo importante es que desde este momento solo luchamos por el poder” (274). En este instante los intereses de la familia siguen cambiando y ahora lo que vale más a la familia Buendía es el fin de la guerra y no detener la nueva modernización posible total de Macondo. En suma, la guerra, un conflicto que no necesariamente debía haber ocurrido entre los liberales y los conservadores, es una distracción que provoca el movimiento de la modernización.
Además de la apatía obvia en las opiniones de la modernización vemos también una forma de apatía y negligencia de unos miembros de la familia Buendía. Rebeca, una muchacha que fue incorporada como parte de la familia al principio, llega a ser ignorada por la familia en muy poco tiempo. Es cuando Aureliano Triste la halla en una sala de una casa que se le interesa alquiler cuando Úrsula se da cuenta de la sobrevivencia de la hija, principalmente “adoptada.” “¡Todavía está viva!” (330) es lo que dice Úrsula en un estado tan sorprendido al encontrar a Rebeca. Como la forma en que la familia no reconoce las consecuencias de la modernización, todos los eventos de Macondo llegan a ayudar el olvido mayor de Rebeca. “El tiempo, las guerras, los incontables desastres cotidianos la habían olvidarse de Rebeca” (330). Todos los miembros de la familia menos Amaranta eran conscientes de que Rebeca mantuviera viva.
El acto de negligencia no solo ocurre con Rebeca sino también con José Arcadio Buendía dentro de su mundo desilusionado químico. Los intereses científicos de José Arcadio en esta época valen más que sus hijos y valen más que pensar en los inventos como una distracción con consecuencias posibles del futuro. “Así fue siempre, ajeno a la existencia de sus hijos, en parte porque consideraba la infancia como un periodo de insuficiencia mental, y en parte porque siempre estaba demasiado absorto en sus propias especulaciones quiméricas” (101). Esta forma de negligencia de sus hijos, aun sea un nivel menor, es igual a la apatía por las cosas que provocan la globalización en Macondo. La falta de reacción de la invasión de la compañía bananera es un ejemplo de nivel alto de cómo la familia Buendía pierde su habilidad de controlar las intervenciones en Macondo. Aquí los Buendía se comportan como huéspedes e invitan los intrusos a comer. Úrsula muestra una forma de aposición a los invasores: “Hay que hacer de todo- porque nunca se sabe que quieren comer los forasteros” (342). La reacción de la familia de la invasión de la compañía bananera ni siquiera ayuda a preservar el ambiente de la sociedad tradicional de Macondo. Úrsula, quién usualmente lleva una opinión fuerte sobre las intervenciones, está bien dispuesta tener a los extranjeros en su casa con el resto de su familia. Aquí ella anticipa el tren, y en seguida asigna el trabajo gastronómico a los cocineros. “Hay que hacer carne y pescado” (342). Cuando, al principio, Úrsula resistiría la llegada del capitalismo, ella aguanta el desorden de las personas desconocidas dentro de la casa de ella y de su familia.
Junto con la apatía de las personas que provoca la modernización de Macondo, la familia muestra una opinión a favor de la industrialización de Macondo en forma del uso de inventos nuevos: una máquina de tiempo y una máquina de memoria. La máquina es un invento nuevo y el hecho de que la familia se involucra con ella muestra la ignorancia de pensarla como un aparato potencial que puede extender al resto de Macondo. Aunque el tiempo llega en que la machina del tiempo está destruida, todavía existe como una intervención de lo tradicional en Macondo. “La máquina del tiempo se ha descompuesto” (174). Lo malo de todo esto es que José Arcadio, después de darse cuenta de que la maquina se rota, trata de involucrar a otros miembros de familia para compadecer con él. José Arcadio Buendía no solo se dedica a una máquina sino dos. La máquina de la memoria, construida como efecto de los inventos de los gitanos, iba a poder llevar a José Arcadio a recordar todos los momentos de la vida. “José Arcadio Buendía decidió entonces construir la máquina de la memoria que una vez había deseado para acordarse de los maravillosos inventos de los gitanos” (141). La idea de las máquinas desde el momento en que la primera máquina fue construida es una distracción de la gente de Macondo en su mantenimiento de lo tradicional en Macondo. “Los habitantes de Macondo se encontraron de pronto perdidos en sus propias calles, aturdidos por la feria multitudinaria” (103). En suma, los habitantes de Macondo preocupan por la construcción de las máquinas, por las cuales predicen un futuro sombrío e incierto del pueblo.
Un Macondo con una población original de 300 habitantes y ningún fallecido vuelve a cambiar en cada manera posible dentro de un periodo de mas de cien años. Los sentidos de la familia Buendía, que incrementan en descuido y bajan en la consideración del futuro de Macondo, ayudan el incremento del cambio drástico en el pueblo. La familia Buendía no consideraría una intervención de Macondo en forma de inventos como lo hizo en el comienzo de la historia. La familia Buendía pronto enfrentaría, en poco tiempo, la realidad e intervención de nuevos inventos y su aceptación a la vida diaria de no solo la familia Buendía sino muchos nuevos habitantes de Macondo. Los efectos de ignorar las posibles consecuencias de la modernización ayudan a contribuir aún más una segunda llegada de cambios en Macondo. La familia ahora se encuentra con un tren amarillo, el cine y el gramófono. La familia en este instante siente como no pueden controlar el influjo incrementado de cambio. “Era como si Dios hubiera resuelto poner a prueba toda capacidad de asombro, y mantuviera a los habitantes de Macondo en un permanente vaivén entre el alborozo y el desencanto, la duda y la relevación hasta el extremo de que nadie podía saber a cierta ciencia donde estaban los límites de la realidad” (336). En este instante los ciudadanos de Macondo, no solo la familia Buendía, aceptan la realidad de que los cambios que ocurren en Macondo son verdaderamente una parte de la vida real y estos cambios no pueden ser controlados. “Tantos cambios ocurrieron en tan poco tiempo, que ocho meses después de la visita de Mr. Herbert los antiguos habitantes de Macondo se levantaban temprano a conocer su propio pueblo” (341).
Los Buendía, después de ignorar la potencia peligrosa de las intervenciones minúsculas y después de preocuparse por la política, toman en una manera diferente las intervenciones más grandes, como compañías enteras y el desmonto total de un pueblo que vuelve ser no tradicional. En los capítulos principales de la novela a la familia Buendía la importaba defender y rebatir los inventos que llegan en forma de invenciones, pero debido a factores personales como la falta de considerar el futuro y factores exteriores como la guerra y el olvido de las personas, que son, para la familia Buendía distracciones, los cambios llegan a ser parte de la vida de la familia Buendía y de los habitantes de Macondo.
En conclusión, por toda la novela la familia Buendía pierde su habilidad de controlar los cambios drásticos de Macondo, provocando el progreso de la modernización mientras el pueblo llega a ocupar de mucha guerra, la violencia y la digresión total de la vida. Las reacciones de nuevas intervenciones, que al principio eran críticas y defensivas, rápidamente vuelven a la pasividad e la ignorancia. Los Buendía, por no resolver los problemas minúsculos, corren el riesgo de empeorar los problemas del futuro de Macondo y resulta que son estos problemas que causan la destrucción y cambio total de la vida en el pueblo de Macondo en Cien Años de Soledad.
Bibliografía
Márquez, Gabriel García. Cien Años de Soledad. Cátedra: Letras Hispánicas. Decimonovena Edición. Ediciones Cátedra, S.A. 2009.