La lluvia del realismo: mágico y social

La lluvia del realismo: mágico y social

Jessica Patrick
(Bowling Green State University)

Por medio del análisis de la función de la metáfora extendida de la lluvia en los cuentos “Nochebuena” de Carmen Lyra y “La lluvia” de Arturo Uslar Pietri, este trabajo intenta responder a la pregunta: ¿cuál es el lugar de la naturaleza en la cuentística latinoamericana? Aunque ambos autores utilizan el mismo fenómeno natural como una metáfora, esta metáfora es tratada de dos maneras distintas según la corriente literaria a la que cada autor adhiere en su cuento. En el caso de Lyra esta corriente es el realismo social y en el caso de Pietri el realismo mágico. Ambas corrientes representan dos escuelas diferentes de pensamiento que deben estar explicadas para luego poder entender su tratamiento de la naturaleza.

El realismo mágico en la cuentística latinoamericana se presenta como el rechazo de la objetividad científica, occidental, y cristiana que quiere describir el mundo auténticamente “como es”. Entonces, esta corriente no busca una separación entre el mundo supuestamente “real” y objetivo y el mundo supuestamente “irreal” y subjetivo, manteniendo así una cierta ambigüedad ya que incluye lo fantástico en su definición de la realidad. En otras palabras: “Realidad y fantasía son lo mismo” (Ubidia 103). Más aún, el realismo mágico refuta la modernidad ideal y eurocéntrica que propone el criollismo y, en su contra, desea plantear una exaltación de las creencias y tradiciones latinoamericanas, refiriendo con frecuencia a las de las comunidades indígenas, negras y mestizas, que tenían una valoración de la naturaleza y otras entidades e ideas consideradas vinculadas con la “barbarie”.

Por otro lado, el realismo social en la cuentística latinoamericana contradice esta ideología mágico-real por basarse en la objetividad “concreta” y occidental, deseando pintar el mundo de manera tan realista como sea posible. Por eso, hace una distinción entre lo “real” y “legítimo” por un lado  y  lo “irreal” e “ilegítimo” por el otro,  porque, para establecer una realidad especifica, hay que definir los límites de esta realidad contra lo que es considerado imaginario, para no confundirla  entremezclando los dos conceptos, como hace el realismo mágico. Ambas corrientes están presentes en la literatura por medio del empleo de varias estrategias como, por ejemplo, el uso de las metáforas extendidas que tratan de la naturaleza.

La importancia de un estudio sobre la ubicación literaria del mundo natural está en las implicaciones sociales que cada corriente sugiere, ya que ambas entienden la naturaleza de manera cultural distinta. Con respeto a estas implicaciones, este trabajo discute cómo se entiende la naturaleza por sí misma y como se retrata Latinoamérica basándose en esas ideas sobre su naturaleza. En primer lugar, como metáfora extendida, la naturaleza enfatiza la conexión que tiene el ser humano con el mundo que lo rodea, tanto natural como social, afectándole a lo largo del cuento y sugiriendo de este modo un gran efecto, intrincado, profundo y duradero que el entorno natural tiene en la vida. Es más, para esta enfatización es importante la reacción del ser humano a estas circunstancias en que se lo coloca, puesto que la naturaleza, por sí misma, no tiene un carácter especifico y objetivo sino que tiene uno o varios significados dependiendo de la perspectiva del ser que la encuentra. Por eso, el entendimiento de la naturaleza es subjetivo, y está influido por creencias personales, pautas culturales, el contexto histórico que la ubica y la región geográfica retratada. Entonces, el tratamiento de la naturaleza implica una representación en miniatura de cómo el ser humano crea y se relaciona con el mundo. Es imprescindible aprender sobre estos diferentes entendimientos del mundo que vienen de América Latina para situar esta región en sus varios contextos socioculturales y así entenderla mejor. Además, el conocimiento de los sistemas culturales que definen la naturaleza en América Latina, como una de las zonas más ricas del mundo en términos de la naturaleza, puede tener implicaciones futuras en cómo se abordan los problemas del mundo natural no solamente en esta región, sino en el resto del mundo también. Así este conocimiento sirve para ayudar a obtener una perspectiva global en el mundo de hoy, que se encoge cada vez más, día tras día, y en el que no es solamente útil sino necesario entender e incorporar las ideas de otros para facilitar relaciones globales y reconocer y respetar la interdependencia social, económica, política y seguramente medioambiental.

En segundo lugar, es valioso el estudio del entendimiento de la naturaleza en la cuentística porque el escenario es uno de los elementos más fundamentales del cuento, ya que toda la acción de un cuento no puede tomar lugar fuera de un espacio y un tiempo específicos. Aunque muchas veces el lector se enfoca en el escenario de un espacio definido, como el del país o el de la ciudad o la casa, por ejemplo, a veces no se enfoca tanto en el escenario de menos límites geográficos, el más grande y omnipresente de todos, el de la naturaleza, que puede impactar la trama, ayudar en la definición de los personajes e incluso actuar como un personaje en sí mismo. Incluso la falta de énfasis en la naturaleza en un cuento puede ser una expresión del tratamiento de ella, como algo de poca importancia o sobre lo que los personajes ya asumen que tienen un tipo de poder, haciendo su mención innecesaria. Entonces el contexto en que la naturaleza es entendida es fundamental al entendimiento del cuento, como el del contexto histórico, social, económico etc. en que el cuento se sitúa.

En el caso de este trabajo, es necesario explicar las metáforas naturales usadas en los cuentos analizados antes de discutir los contextos literarios en los que estas se encuentran. Después se hará el análisis de estas metáforas en relación a cómo funcionan dentro de estos marcos del realismo mágico y el realismo social. Aquí, además de analizar los cuentos, se emplearán algunos textos de teoría. Aunque ya se ha mencionado el artículo de Ubidia para distinguir el realísimo mágico del realismo social, se consultrá otra vez a este autor para detallar la relación entre las metáforas naturales y estas corrientes, más adelante en el trabajo (Ubidia). Además de emplear textos que analizan la tendencia hacia la espiritualidad del realismo mágico con el objeto de exponer la misma en los personajes de “La lluvia” (Rodero) y ensayos que discuten el realismo mágico en el contexto de la modernidad, que pueden ofrecer nuevas posibilidades para entender los tropos de esta corriente literaria (Volek), este trabajo utilizará un texto que discute el realismo social en el contexto de la modernidad y detalla cómo sirve como mecanismo de liberación social (Grinberg Pla & Mackenbach). Finalmente, para concluir, el trabajo va a resumir los resultados de esta investigación e intentar contestar la cuestión planteada originalmente.

Antes que nada, entonces, se muestran y elucidan las metáforas naturales presentadas por los cuentistas. En el cuento “La lluvia”, de Uslar Pietri, la lluvia es una metáfora  del renacimiento del amor y de la espiritualidad experimentado por una pareja cuando un niño aparece y cambia su relación matrimonial. Esta metáfora establece un paralelo entre el renacimiento personal de la pareja y el renacimiento natural que experimenta la zona en la que viven,  comparando el diálogo de la pareja y la dicción usada para describir sus sentimientos tácitos con la descripción de la naturaleza que los rodea. El cuento sigue los pasos del renacimiento (de la pareja) desde su estancamiento hasta una vida nueva.

El cuento empieza con la sequía matrimonial que va junto a la sequía natural. Con la evidencia provista por el diálogo hiriente y descontento que intercambian entre sí, el lector puede ver que los dos personajes de la pareja, Jesuso y Usebia, no pueden tolerarse. Por ejemplo, en vez de contestarle a su esposa con calma y de modo cortés cuando le llama a la ventana, Jesuso se frustra, respondiendo: “¿Qué escándalo es ese? ¡Ni de noche puedes dejar en paz a la gente!” (Uslar Pietri 386). Automática e injustamente coloca las llamadas de su mujer en una categoría negativa ya que asume que lo que ella quiere decir no tiene la menor validez y puede ser definido, por más exagerado que sea, como un “escándalo”. Al hacer eso, no le da el beneficio de la duda de que sus observaciones puedan tener un significado sustancial en sus vidas, disminuyendo su importancia y la importancia de su relación con ella. Esta falta de valoración de su mujer demuestra una sequía sentimental, o sea, una falta de respeto y amabilidad que alimente al matrimonio. Es más, el hecho de que Usebia no puede “ni de noche” permitir que su marido duerma, desde el punto de vista de este, señala la manera habitual y constante en que lo molesta su mujer cuyas molestias, según el, habían durado mucho tiempo y actualmente estaban tomando lugar a todas horas del día. La larga duración de estas frustraciones llama, entonces, la atención del lector sobre el hecho de que la sequía sentimental ha existido por un tiempo significativo, por lo menos a los ojos del marido. Pero también Usebia participa en la creación de la sequía. Su exasperación con su esposo es revelada fuertemente a lo largo del cuento en pasajes como este:

“–Ya no podía aguantar más a Jesuso–… La visión del viejo oscuro, callado, seco, pasó entre las palabras… –no sé como lo he aguantado toda la vida. Siempre ha sido malo y mentiroso. Sin ocuparse de mí… ni el trabajo del campo lo sabe con tantos años. Otros hubieran salido de abajo y nosotros para atrás y para atrás–.” (Uslar Pietri 393)

Como está harta de su marido por no haber poder alcanzado una vida económicamente más preferible, como los “otros [que] hubieran salido de abajo”, Usebia  “ya no podía aguantar más a Jesuso”, y su total rechazo contribuye a la sequía sentimental producida por una sequía económica. No puede perdonar las que ella considera “las culpas” de Jesuso, como su incapacidad salir de la pobreza, y por eso se permite engendrar una hostilidad contra él por lo que considera una “vida amarga y dura” (393)  a la que él la ha sometido.  La consecuente discordia añade a la sequía sentimental y, por esta razón, causa la “angustia de sed”  (394) que ella experimenta y la que necesita saciar emocionalmente. Incluso el retrato mental que crea de Jesuso explícitamente muestra esta sequía de sentimiento puesto que, para ella, su marido es un ser “seco” además de “oscuro” y “callado”.

Imitando esta sequía figurada aparece la sequía literal que provee la naturaleza de la zona en la que viven Jesuso y Usebia. Cuenta el narrador omnisciente que, en esta área: “La tierra estaba seca como una piel áspera, seca hasta en el extremo de las raíces, y como huesos; se sentía flotar sobre ella una fiebre de sed, un jadeo, que torturaba los hombres”  (Uslar Pietri 387).

Así la sequía descrita permite establecer un paralelo entre la relación de la pareja y la naturaleza, la naturaleza caracterizada por su  “aridez” y clima “ardiente”, mientras que el matrimonio siguen desvalorándose mutuamente (388). Sin embargo, la sequía sentimental de la pareja y la sequía natural terminan con la aparición inesperada de un niño que la pareja adopta y nombra Cacique. El niño les da a los esposos algo en común en que pueden pensar y alguien a quien pueden cuidar, como lo hicieron con el perro del mismo nombre antes de su fallecimiento, estableciendo una unión entre ambos en términos de sentimiento. Por ejemplo, aunque antes los esposos están separados sentimentalmente, el niño les hace encontrar un equilibrio emocional. Por consiguiente, el narrador admite que, “el gozo mutuo y callado” que experimentan durante su cuidado conjunto de Cacique “los unía y hermoseaba” y “ambos parecían acabar de conocerse, y tener sueños para la vida venidera” (Uslar Pietri 394).  Al mismo tiempo que los dos empiezan a reconectarse y terminando de este modo su sequía sentimental, la naturaleza responde intuitivamente a su propia aridez: los indicios de la lluvia aparecen inmediatamente después de la reconciliación verbal de los esposos, que tienen el mismo pensamiento al mismo tiempo. Al pensar en Cacique, los dos hablan “casi en coro” y su sincronización parece atraer una “brisa teñida de humedad”, lo que señala la presencia venidera de la lluvia que sigue a continuación (Uslar Pietri 396).  Se puede notar entonces el paralelo entre la naturaleza y la relación de los esposos, puesto que la naturaleza cambia cuando Cacique cambia la naturaleza de su matrimonio.

En el cuento “Nochebuena” de Carmen Lyra la naturaleza se relaciona con los personajes de manera diferente. La lluvia de este cuento sirve como metáfora de la injusticia y el sufrimiento humano continuo e increíblemente extenso que experimenta la gente pobre que trabaja en los bananales de Costa Rica. Esta metáfora se expresa a través de la enorme abundancia, la ubicación geográfica y la mención repetida de la lluvia en el cuento, bajo la cual sufren los trabajadores y su comunidad. Al revés de la lluvia desesperadamente deseada de “La lluvia”, la lluvia que cae en “Nochebuena” es excesiva, ya ha dejado de ser útil para fertilizar o hacer crecer, por ejemplo, los bananos, o para alimentar, limpiar o refrescar la tierra o a la gente que vive allí. De este modo, el narrador explica que “hace tres días llueve sin cesar” (Lyra 3) por lo que el río de la zona bananera “ha subido tanto, que corre sobre el piso de los ranchos. Los convidados se han acomodado en las camas, en la mesa, en cuenta está elevado” (Lyra 5). La lluvia se impone así en las vidas de los peones y sus familias, cubriendo todo lo que hay sin ningún miramiento con respecto al daño que causa a la gente que se encuentra a su merced, en vez de ser algo a lo que ellos dan la bienvenida. Esta sobreabundancia de lluvia también señala la pobreza de la zona ya que las personas que viven aquí no tienen acceso a los recursos que les permitirían escapar de la lluvia. Dicho esto, la lluvia parece escoger sobre quienes cae según los medios materiales de cada persona o grupo de personas. Por ejemplo, si bien la comunidad de trabajadores y otra gente de los bananales experimenta la lluvia y el sufrimiento que esta implica, las personas que pertenecen a la aristocracia de la United Banana Co. (que emplea a los trabajadores) no tienen que padecer ninguna  pena que la lluvia traiga explícita o implícitamente. Por el contrario, esta elite de “los altos empleados de la United Banana Co.” (Lyra 6) logra, además de un estatus expresamente “alto” en su empresa, una altura figurada que les permite escapar de la lluvia y evitar el exceso de agua que literal y económicamente está ahogando a los trabajadores.

Es más, la imposición de la lluvia no cesa,  recordada una miríada de veces a lo largo del cuento, además de los pasajes ya citados, con el fin de enfatizar la futilidad de los intentos de la gente que vive en las bananeras para salir de su situación económica desastrosa. Cuenta el narrador que “el nivel del Reventazón sube y sube” (Lyra 3) porque “no deja de llover” (6) y  “sigue lloviendo” hasta que esta lluvia llega a “partes en donde el agua llega a la rodilla de los más altos” (4). Entendiendo la lluvia como un símbolo clásico de la tristeza y el sufrimiento humano, paralelo al acto humano de llorar, en el que también cae agua, el lector puede entender la cantidad extraordinaria de lluvia como una manera de indicar la enormidad del sufrimiento humano que experimenta la zona.

Dada la explicación de cómo funciona la metáfora de la lluvia en “Nochebuena” y en “La lluvia” se presentará el análisis de cómo cada cuento trata este fenómeno natural con respeto a las dos corrientes literarias del realismo mágico y el realismo social. El cuento “La lluvia” adhiere a la corriente del realismo mágico que “niega el orden simbólico del criollismo latinoamericano” y valora la lluvia de acuerdo con la apreciación de la barbarie latinoamericana que propone esta corriente, expuesta con respecto de la naturaleza, lo femenino y lo fantástico (Ubidia 103). Mientras que este criollismo “pone en escena el conflicto civilización o barbarie […] La lucha de los hombres contra la “naturaleza” y los barbaros que la habitan [siendo] su fuente nutricia” (103), el realismo mágico en “La lluvia” pone en comunión el ser humano con la naturaleza de la lluvia, estableciendo un paralelo entre ambos. Esta comunión mutua se ilustra cuando el personaje Jesuso llama a su niño adoptado, buscándolo, y “ya no reconocía su propia voz, vuelta en el eco redondo de las gotas” de lluvia (Uslar Pietri 400). No se distingue el sonido de su voz del sonido del eco de la lluvia contra las superficies cercanas, los dos uniéndose para convertirse en uno solo.  Aunque había una sequía que “torturaba los hombres” al principio del cuento, sugiriendo una discordancia ente el hombre y la naturaleza,  no es una naturaleza exclusivamente amenazadora, pues trae consigo misma la lluvia que alimenta la misma tierra que experimentó la sequía. Es más, es venerada más que criticada por ocupar el mismo estatus que el hombre en el cuento, todo su ser paralelo al suyo, en vez de bajo o fuera de él o vista como un fastidio que causa problemas en la vida de las personas.

Asimismo, este cuento revela sus elementos mágico-realistas por el respeto a lo femenino. El respeto a lo femenino está vinculado con el respeto a la naturaleza ya que, en las creencias y tradiciones “bárbaras”, específicamente indígenas, la naturaleza es considerada un ser femenino, que produce la vida del planeta tierra. Entonces, la lluvia en el cuento representa lo femenino como parte de la naturaleza porque su ausencia durante la sequía se hace eco de la mujer seca, o estéril, que no puede producir vida, como la relación dura de la pareja antes de su reconciliación. Por el contrario, la presencia de la lluvia representa a la mujer fértil, llena de las aguas del parto, paralela a la relación de pareja después de su reconexión con la aparición del niño, o del literal fruto de su pasión redescubierta. El narrador señala esta feminización de la naturaleza diciendo: “La tierra estaba seca como una piel áspera, seca hasta en el extremo de la raíces, ya como huesos; se sentía flotar sobre ella una fiebre de sed, un jadeo, que torturaba los hombres” (Uslar Pietri 387).  Se nota que la “fiebre de sed” solo “torturaba” a los hombres, que no pueden alimentarse de las aguas fértiles y nutritivas de la “tierra de la mujer”, y no a las mujeres, o sea a los receptáculos de estas aguas.

Además de honrar la naturaleza, el realismo mágico también respeta lo fantástico al aceptar y valorar los elementos fantásticos de la lluvia en el cuento. La lluvia es desesperadamente esperada por la pareja no solamente en sentido científico como remedio para la sequía orgánica sino también en sentido fantástico por ser una cura sobrenatural para su sequía sentimental. Por eso, en vez de denunciar la lluvia como suna mera molestia biológica, como hace el narrador en “Nochebuena”, la lluvia es aceptada e incluso adorada en los dos sentidos sin cuestionamiento ninguno por parte de los personajes, pidiéndole al lector que suspenda su incredulidad y no intente separar lo real de la lluvia de lo fantásticamente improbable. Por ejemplo, el esposo de la pareja ya no recuerda a su niño adoptado Cacique con la aparición de la lluvia, aunque ha pasado mucho tiempo con el joven. Cacique se convierte en un ser “ya irreconocible, como las demás formas, el rostro del niño se deshacía en la tiniebla gruesa [de las nubes de lluvia], ya no le miraba aspecto humano” (Uslar Pietri 399).  Ya cumplido su papel de sanar la relación de pareja, el niño desaparece maravillosamente. Aunque a la pareja no le gusta su desaparición y lo busca, su desaparición mágica e inesperada es entendida y aceptada fuera del contexto puramente científico porque espiritualmente saben que ya no necesitan su ayuda (Rodero). Entonces, lo femenino de la naturaleza, junto con lo fantástico y lo bárbaro son aspectos a los que se les da mucha importancia y, por eso, mucho respeto.

Utilizando una perspectiva diferente, el cuento “Nochebuena” crea una metáfora de la lluvia de manera social-realista. Por ejemplo, a diferencia de la valoración de la lluvia como parte de la naturaleza en “La lluvia”, la lluvia en “Nochebuena” es considerada salvaje según la ideología criollista por su manera horrorosa de meterse en las vidas de los más pobres. Por consiguiente, el narrador describe la calidad monstruosa de la lluvia que hace subir al río a un nivel peligroso. Retratando lo nocivo de la lluvia, dice que “El Reventazón [el río] corre entre la noche con una inquietud aterradora” (Lyra 6). Esta descripción menosprecia la naturaleza como bárbara, no civilizada, y por causar tanto temor en las vidas de los pobres que viven cerca del río. También, la caída de la lluvia en los espacios bárbaros del cuento, las bananales al aire libre en la bárbara naturaleza y entre la gente, bárbara por su falta de dinero y muchas veces su abundancia de color y cultura latinoamericana, coloca la lluvia dentro del marco de la barbarie. Al contrario, los espacios no naturales y “civilizados” hechos por la mano del hombre, como las “casas” de “un diputado” y “los altos empleados” (6) y el “delicioso apartamento de Dolly Darling”, representan lo “civilizado” e ideal ya que pueden proteger a los ricos de la vida pobre del peón que trabaja afuera en la lluvia aterradora (7).

También la naturaleza social-realista daña la relación entre la naturaleza y el ser humano. La naturaleza no logra una comunión mágico-realista con el ser humano, porque por lo general el accionar de la naturaleza sólo se corresponden con este, si es de la clase de la elite. Para demostrarlo: no todos los seres humanos del cuento de Carmen Lyra pueden ponerse en el mismo nivel de poder de la naturaleza porque, mientras la naturaleza de los bananos es controlada en los bananales por las personas con poder en la United Banana Co., cuyos contratos “casi han dejado el destino de Costa Rica en [sus] manos” (6), y consecuentemente estas personas no son afectadas por la lluvia en sus hogares, los que trabajan en los bananales se encuentran bajo el dominio de la lluvia. Además, el hecho de que controlan solamente una parte de la naturaleza, los bananos, demuestra la incapacidad de reinar totalmente sobre la misma, ya que la lluvia todavía actúa por sí misma.

Siguiendo el estilo social-realista, la lluvia en “Nochebuena” estratifica espacialmente a los personajes en varias clases sociales, y, así, las separa no solo económicamente, sino por etnia/raza y cultura. En vez de caer sobre toda la gente costarricense, la lluvia solo cae en los bananales donde trabaja la gente pobre,  los indígenas, negros y mestizos, mientras no se presenta en las casas de los ricos, blancos y/o estadounidenses de la United Banana Co. Aunque esta estratificación aparece como una marginalización de la gente bananera, la fricción narrativa en este cuento bananero, que “busca un continuo entre el universo ficcional y documentación de la realidad” (Grinberg Pla & Mackenbach 388), es más bien una manera de luchar contra la marginalización de esta gente ya que el narrador “habla en nombre de grupos sociales o étnicos excluidos y da voz a los sin voz” (Grinberg Pla & Mackenbach 386). Explícitamente, el narrador dice lo que la gente bananera diría, cuando denuncia el dinero que tienen los ricos por medio del trabajo de los trabajadores extremadamente pobres, como “premio de la venalidad” (6), denotando que tienen injustamente un exceso de dinero que deben compartir para terminar con la desigualdad económica que sostienen. Además, hablando del lugar de los estadounidenses del cuento que se benefician con el dinero obtenido por la labor de los peones de la Compañía,  la ubicación estratégica de la lluvia como parte de ese espacio natural en la zona bananera puede ser un modo de reconocer y así no relegar a los peones al fondo socio-económico como suelen hacer las compañías grandes estadounidenses in América Central. En este sentido, Grinberg Pla y Mackenbach notan que:

Si bien […] la narrativa bananera y canalera denuncia al explotación como la contracara del ideal de progreso económico encarnado en la inversión político-económica de Estados Unidos en el istmo, al mismo tiempo, articula una fascinación con los beneficios de la modernidad […] Así, por un lado, las novelas bananeras y canaleras denuncian la dependencia político-económica de Estados Unidos, la desigualdad económica […] que sostiene la economía de la plantación o de la zona del canal y el desarrollo desigual que caracteriza a las sociedades latinoamericanas más allá del espacio de las bananeras o del canal.

(Grinberg Pla & Mackenbach 397)

El señalamiento de la desigualdad económica por medio de la lluvia, que sólo cae en los bananales, en vez de sobre las casas de los estadounidenses mencionados, se suma a la denuncia de la voz narrativa sobre la Compañía y los estadounidenses que se benefician injustamente de la naturaleza, y por lo tanto, es una manera clara de luchar contra la injustica social que ocurre en la zona bananera y que todavía tiene lugar hoy.

Teniendo en cuenta esta manera de entender la naturaleza, junto con la mágico-realista, se puede ver cómo estas formas de entender pueden tener implicaciones fuera de la página literaria, en el mundo real. Se puede notar entonces que el realismo social de los criollos, que apoya el intento de dominar la naturaleza considerada salvaje, todavía tiene validez incluso hoy en día cuando se toma en cuenta la amenaza actual todavía creciente de los países ricos del mundo de violar América Latina para aprovecharse de sus recursos naturales, disminuyendo así la potencia autosostenible del mundo, en vez de lograr una comunión mágico-real con ella y mantener un equilibrio natural beneficioso. También se demuestra la prevalencia de la primera corriente en la falta de respeto a la naturaleza, vista en el maltratamiento de las selvas tropicales y otros espacios naturales del mundo, todo lo cual conduce a fenómenos naturales negativos como el calentamiento global. Por otro lado, una vez puesta en práctica la manera mágico-real de ver el mundo, se puede notar diferentes efectos. Por ejemplo, el respeto de la naturaleza que propone el realismo mágico puede ser una reivindicación de América Latina, por el reconocimiento de la importancia de la ideología de su cultura indígena, y del mundo en general, ya que enfatiza el significado de cuidar Latinoamérica como una de las zonas más ricas  naturalmente del mundo y como uno de los pilares de la naturaleza a nivel mundial (Volek).

Entonces, teniendo en cuenta estas dos maneras de entender la naturaleza, el lugar de la naturaleza en la cuentística latinoamericana es, como ha ocurrido en el pasado con los conquistadores, los criollos y otras personas que han decidido su destino, influir en la manera en que se piensa sobre América Latina y, entonces, se actúa en relación a ella y su lugar dentro del marco de una sociedad global. Parece obvio que el mundo va a tener que adoptar, o, por lo menos, apreciar la manera social-realista de ver la naturaleza para tratar con los múltiples problemas que enfrenta esta zona no solo por su propio bienestar, sino también por el bienestar del planeta.

Bibliografía

Textos primarios

Lyra, Carmen. “Nochebuena.” Bananos y Hombres. Consultado:  23/10/2012. http://www.lospobresdelatierra.org/textos/lyrabananosyhombres.html

Pietri, Arturo Uslar. “La Lluvia.” El cuento hispanoamericano. Antología crítico-histórica. Ed. Seymour Menton. México: Fondo de Cultura Económica. 386-400.

Textos secundarios

Ubidia, Abdón. “Cinco tesis acerca del “Realismo mágico.” Hispamérica 26, 78 (1997): 101-107.

Grinberg Pla, Valeria y Werner Mackenbach. “Representación política y estética en crisis: el proyecto de la nación mestiza en la narrativa bananera y canalera centroamericana.” Hacia una Historia de las Literaturas Centroamericanas: Tensiones de la modernidad: del modernismo al realismo. Valeria Grinberg Pla y Ricardo Roque Baldovinos eds.  Guatemala: F&G Editores, 2009. 375-412.

Rodero, Jesús. “Sobre los ángeles: evolución del cuento fantástico latinoamericano en el siglo XX.” Bulletin of Hispanic Studies 1475-383/  82. 1 (2005): 85-101.

Volek, Emil. “El realismo mágico entre la modernidad y la posmodernidad.” Revista Cultura de Guatemala 21. 1 (2000): 137-152.