El papel de la cultura argentina en las ideas de Jorge Luis Borges

El papel de la cultura argentina en las ideas de Jorge Luis Borges
Facundo Bouzat (Spanish 352)

Jorge Luis Borges fue un autor influyente en la cultura y pensamiento de la Argentina. Dicho esto, se debate con frecuencia en nuestros días los orígenes de sus ideas. ¿Fueron sus ideas una fusión de perspectivas derivadas de sus experiencias a través del mundo las que fundamentalmente contribuyeron a su mentalidad o principalmente la influencia de su patria nativa? ¿O quizás sus ideas fueron el producto de una imaginación magistral, incomparable a la de los individuos que forman cualquier sociedad? En este corto ensayo, se investigará la respuesta a la pregunta previa, mirando la historia de Borges y sus cuentos para encontrar posibles conexiones entre su vida real y su vida artística. Las principales ideas analizadas en este ensayo incluirán sus ideas políticas, sus ideas sobre el orden del mundo y su dedicación al surrealismo. Usando estos ejemplos, en el presente informe se demostrará que la literatura de Borges fue influenciada primariamente por la cultura de la clase alta de la Argentina.

Primero, las ideas políticas de Borges se revelan en varios artículos que escribió en periódicos, temprano en su carrera como autor. Los prejuicios de sus artículos revelan una gran influencia que tuvo desde su infancia: su padre. Las primeras ideas políticas de Borges consistieron de la perspectiva anarquista, quizás libertaria, que le transmitía su padre (véase Martínez). Por ejemplo, cuando era niño, en 1914, se mudó a Suiza, donde viviría con su familia hasta el fin de la Primera Guerra Mundial. Horacio Martínez demuestra cómo muchos años después que Borges volvió a la Argentina, mantenía sus influencias básicas cuando criticaba al gobierno argentino bajo Irigoyen y luego al General Uriburu liderando un golpe de Estado. Sus ideales en contra de la “tiranía” se pueden ver en su trabajo “Discusión,” escrito en 1932, donde protesta en contra del “conservative government, which is forcing the entire republic to join the ranks of Socialism for the sole purpose of annoying and troubling another middle-of-the-road political party. I’ve been an Argentine for many a generation; I unhappily deliver these complaints” (Monegal 61).

Borges demuestra una perspectiva antigubernamental, individualista, derivada en parte de su padre anarquista. Mantiene la perspectiva de que el individuo viviría mejor si no viviera bajo las fuerzas “tiránicas” del gobierno. Pero Borges tendía a exagerar el rol del gobierno, caracterizándolo como malo, quizás para que sus ideas sean más prominentes. Por ejemplo, los ideales políticos de Borges resurgen durante la era del Peronismo. Borges atacaba, y quizás exageraba, las ideas autoritarias del primer gobierno de Juan D. Perón. De hecho, Monegal et al. describen la actitud de Borges indicando que este “[…] saw in Peron the Fascist, the demagogue, the torturer and the pillager” (68).

Aparte de la influencia de su padre, esta perspectiva crítica sobre Perón, y el gobierno en general, también puede estar arraigada en la educación de clase alta que recibió en su infancia en su casa, protegido de las calles de Buenos Aires (véase Bach). La relación entre la clase alta y una ideología antigubernamental surge del hecho que las clases altas, dado su situación económica favorable, requieren menos ayuda del gobierno. En consecuencia, las clases altas tienden entonces a condenar el gobierno por imponer impuestos que pueden limitar la “libertades” individuales; estableciendo así una filosofía individualista extrema en contra de las ideas intervencionistas de Perón o de cualquier otro régimen autoritario. En el siguiente pasaje de un artículo escrito en 1946 citado por James Woodall, Borges delinea el rol político del escritor en la literatura:
Las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad…” Agregaba que combatir esas tristes monotonías “es uno de los muchos deberes del escritor. (222)

Cabe destacar igualmente la historia del gaucho argentino que también juega un rol en la posición individualista de Borges. Ningún otro libro describe los valores y la vida del gaucho como el libro nacional Martin Fierro. El gran valor que Borges pone en el Martin Fierro y, en general, en un mundo regido por los derechos del individuo, se revela en un ensayo llamado “Dele-Dele”: “[Dictatorships] foster idiocy […] Do I have to remind readers of Martin Fierro and Don Segundo [Sombra] that individuality is an old Argentine virtue?” (citado en Monegal 66). De hecho, el gaucho, quizás el ícono más prominente de la cultura Argentina, constituye una parte importante de la perspectiva individualista en Borges. En un sentido, este mito nacional promueve su identificación con una cultura individualista la cual el gobierno debería preservar. Eduardo Pellejero revela la siguiente cita, que demuestra los ideales de Borges en favor de un individuo libre de las fuerzas “hegemónicas del Estado y del poder en general” (203); un individuo que mantiene total autoridad sobre sí mismo, total autonomía:
El gaucho y el compadre son imaginados como rebeldes; el argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado. Ello no puede atribuirse al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción; lo cierto es que el argentino es un individuo, no un ciudadano. (203)

Pasemos ahora a considerar otro aspecto del presente ensayo: la relación entre la cultura argentina en la cual vivió Borges y sus ideas sobre el orden del mundo. Borges criticó a menudo los defectos de muchos gobiernos autoritarios populistas vividos en la Argentina que él consideraba dictaduras. Esto le dio a entender que el mundo no es un sueño maravilloso. Al contrario, el mundo es complejo y enmarañado, y no siempre cumple con las esperanzas de los humanos. En efecto, en varias de sus obras, incluyendo El Aleph, revela “un principio de infelicidad, una suma perturbadora al orden del mundo” (Sarlo 45).

Esta perspectiva de un mundo complejo y desordenado juega un gran papel en el surrealismo contenido en muchos de sus cuentos. Borges nota la imposibilidad de describir la realidad desde una perspectiva objetiva. En un sentido cuestiona: ¿Cómo podríamos saber todo sobre alguna cosa dado nuestras fisiologías limitadas? Esta visión se encuentra conectada con sus ideas políticas, heredadas de su padre anarquista, y la educación que recibió en su infancia. Por ejemplo, la idea de que todos nuestros saberes sobre la realidad son imperfectos, serviría como un medio para perjudicar la credibilidad de los mandatos del gobierno. En fin, su humildad sobre la “objetividad” de la realidad lo llevó a explotar las riquezas de cuentos surrealistas e irracionales. Edwin Williamson describe del siguiente modo la perspectiva que Borges practicaba en su literatura:

Borges rechazaba lo que consideraba la fraudulencia intrínseca del realismo: la pretensión del novelista de levantar un espejo ante la “realidad” cuando de hecho sabía tan poco como sus lectores sobre el modo en que funcionaba realmente el mundo. No tenía sentido disfrazar el artificio de la ficción: un cuento era un “orbe autónomo”, un reino autosuficiente de la imaginación que el autor estaba libre de conformar a voluntad mientras pudiera persuadir al lector de que le prestara un grado apropiado de fe poética. (20)

En resumen, este ensayo ha dado luz al gran papel que la cultura argentina, especialmente de la clase alta, jugó en las ideas que Borges enfatizó en su literatura. Sus ideas políticas demostraron tener una gran base en su padre argentino y en la historia argentina, particularmente en relación con el mito del gaucho. Al mismo tiempo, sus ideas sobre la complejidad del mundo y la imposibilidad de poder comprender la realidad fueron particularmente derivadas de su educación en su infancia y sus experiencias y visiones en un país que, de vez en cuando, encontraba corrupto y arbitrario como consecuencia de sucesivos gobiernos autoritarios. Las condiciones sociales y culturales bajo las cuales vivió Borges fueron esenciales para producir el talento literario que tantas personas admiran. Sin ellas, sería cuestionable si Borges hubiera tenido la misma popularidad que tuvo a través del mundo.

Bibliografía
Bach, Caleb. “The Other Borges”. Americas 59.2 (2007): 36-43.
Martínez, Horacio L. “Notas para una biografía política de Borges”. Metapolítica 10.47 (2006): 29-31.
Monegal, Emir R., Enrico M. Santi, and Carlos J. Alonso. “Borges and Politics”. Diacritics 8.4 (1978): 55-69.
Pellejero, Eduardo. “Borges y la Política de la Expresión: La Transvaloración del Pasado Nacional”. Eidos 8 (2008): 196-211.
Sarlo, Beatriz. “Borges en su laberinto”. Metapolítica 10.47 (2006): 43-45.
Williamson, Edwin. “Borges, una vida”. Metapolítica 47 (2006): 20-24.
Woodall, James. The man in the mirror of the book: a life of Jorge Luis Borges. London: Hodder, 1996.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *