ROMANTICISMO

EL ROMANTICISMO

Los primeros cuentos hispanoamericanos aparecieron en plena época romántica. Importado de Europa, el romanticismo encontró tierra propicia en América y echó raíces profundas que todavía no se han extirpado. Este movimiento puede definirse como una actitud de inconformidad e inadaptabilidad que se manifiesta de dos modos: rebeldía y retiro. Tiene sus orígenes tanto en la historia como en la literatura. En Inglaterra, el romanticismo surgió al principio con los poetas laguistas como una protesta contra los efectos de la Revolución industrial. En Francia, la restauración de la monarquía después de Waterloo abatió el espíritu de los jóvenes intelectuales entusiasmados con los ideales de la Revolución francesa y con la gloria militar de Napoleón. Además de estos hechos históricos, el romanticismo constituyó una reacción literaria contra el neoclasicismo, reacción que se manifestaba ya en la primera mitad del siglo xviii. Añádase el impulso de la melancolía germánica y ya estaba alistado para invadir a América.

Aunque no se puede negar la procedencia europea del romanticismo, hay que reconocer las condiciones propicias del suelo americano. Inspiradas en parte en la Revolución francesa, las guerras de independencia eran románticas: la lucha por la libertad; las grandes hazañas militares; los altibajos en las fortunas de las guerras; la participación del plebeyo en algunos países; y las condiciones anárquicas. Una vez ganada la victoria final sobre España, los caciques adoptaron el romanticismo como una manera de vivir y siguió un periodo anárquico de unos cincuenta años durante el cual los intelectuales-literatos o mantuvieron una lucha exaltada contra los tiranos, o buscaron en la literatura las bases para fundar una cultura nacional, o sencillamente se desentendieron por completo de la barbarie que asolaba su patria.

En sus obras, los románticos se limitaron a cuatro temas. Los rebeldes, inspirados por Byron, desarrollaron el tema político-liberal, la lucha contra la tiranía. Los desilusionados se retiraron del mundo agitado cultivando temas exóticos. El exotismo geográfico, inspirado en Chateaubriand y James Fenimore Cooper, trató al indio americano como al “noble salvaje” que se imaginaban los europeos; el exotismo histórico convirtió el medievo de Scott en la época colonial de América, y el exotismo sentimental produjo amores imposibles que emparentaban con las obras de Saint-Pierre y de Lamartine.

En Europa, el romanticismo encontró su mejor expresión en la poesía y luego en el teatro y por último, en la novela. El cuento todavía no se reconocía como un género independiente de altos valores literarios. En América pasó lo mismo, a excepción del teatro, que no se desarrolló por falta de grandes centros urbanos, y de la novela, que andaba en pañales. Así es que el cuento y la novela comienzan juntos su trayectoria, lo cual explica en parte la confusión que aparece de vez en cuando entre los dos géneros.

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